El martes 11 de febrero, desde Puerto Santa Cruz, la
asociación Ice Lady Patagonia participó de un
homenaje a la hazaña realizada por Francisco Pascasio
Moreno en 1877. 300 kilómetros de navegación por
las correntosas aguas del río Santa Cruz los esperaban
para una nueva hazaña. A continuación
compartimos el relato de Guillermo May, quién
tomó parte del desafio.
RAID RÍO SANTA CRUZ 2015
Enterados en la Asociación a través de uno de
nuestros miembros, Patricio Moreno, descendiente directo del
perito Francisco P. Moreno, de la realización de un
raid náutico que con botes neumáticos y lanchas
chicas remontan el río Santa Cruz desde el puerto Santa
Cruz sobre el mar hasta el lago Argentino, donde nace dicho
río, nos interesamos por el tema y nos pusimos en
contacto con los organizadores de la travesía.
Este raid se viene realizando todos los años en
conmemoración de la remontada del río Santa Cruz
que realizó el perito Moreno en 1879 por primera vez
llevando una chalupa a la sirga mediante un caballo y con gran
sacrificio del él y sus siete ayudantes y luego de
más de un mes de trabajo, llegaron al Lago Argentino el
13 de febrero. Allí lo navegó por primera vez y
le puso el nombre que lleva.
Consideramos entonces que participar en dicho raid
respondía a nuestras inquietudes como expedicionarios y
difusores de la cultura marítima argentina y nos
pusimos en contacto con el Club Náutico Lago Argentino
que aceptó nuestra solicitud de participación y
hacia allá fuimos.
Partimos el 7 de febrero hacia Comandante Luis Piedrabuena en
tres vehículos llevando dos motos de agua y dos gomones
inflables.
Nos dividimos en tres equipos:
"Piedras en el Rotor" con el patrón Jorge
May, patrón Ricardo (Pinino) Orri, timonel Conrado May,
patrón Diego Pasquariello, cameraman Ricardo Cobas y
dos motos de agua
"Pata Larga" con el timonel Eduardo May, timonel
Alejandro Repetto y señora Florencia Andersen y un
gomón
"Halcones Galácticos" con el patrón
Guillermo May, timonel Francisco (Pepi) May, timonel Maria
(Flaca) Villanueva y señor Oscar Casarino.
Hicimos una escala en Puerto Madryn, donde Pinino nos
recibió en su casa-castillo, nos alojo a todos, nos dio
de comer una picada y un cordero al horno hecho por sus
propias manos como bienvenida a la Patagonia. Arribamos sin
problemas el domingo 8 al anochecer al hotel en Comandante L.
Piedrabuena.
El lunes 9 fuimos hasta Puerto Santa Cruz distante unos 40 km
a hacer la inspección de Prefectura que nos dio el ok
para participar. Usamos el resto del día para conocer
una pingüinera en Punta Quilla, luego algunos fueron hasta el
nuevo Parque Nacional Monte León.
Fuente: EL Calafate Móvil
El martes 10 comenzó propiamente la primer etapa del
Raid desde Puerto Santa Cruz con destino a la Isla
Pavón. Cabe recordar que la isla Pavón,
así bautizada por Luis Piedrabuena, fue el primer
asentamiento permanente argentino al sur de Carmen de
Patagones y por mucho tiempo el único. Fue
también desde allí de donde partió Moreno
en su expedición para "descubrir” el lago
Argentino.
Nuestro hombre de contacto con el Club organizador era el sr
Pillo Iglesias, o Pillo a secas, a quien conocimos
personalmente el martes allí en la costanera de Puerto
Santa Cruz. Por las dudas le pregunté a qué se
debía su sobrenombre y me tranquilizó
contándome que ese apodo le venía de cuando era
chico y muy travieso, no era una situación presente.
Actualmente es el tesorero del Club.
El seria nuestro ángel de la guarda hasta el final.
La bajada de las lanchas y los gomones por la rampa fue una
dura prueba para casi todos los vehículos 4x4 que no
podían sacar los trailers del pedregullo para llegar a
la rampa de cemento. Diego, con los la poderosa Ram de 400 hp,
ayudó a las demás camionetas a salir del
aprieto, tarea que se fue extendiendo por más de una
hora. Las 18 las camionetas en dificultades terminaron el
operativo y ya todos en el agua, comenzó el primer
tramo.
Participamos unas 29 embarcaciones, incluyendo tres zodiac del
ejercito de un tamaño parecido al de nuestros
inflables, sólo que con motores de 55 hp en lugar de 30
hp de los nuestros. Había ya un viento suave. A las
14:30 con la pleamar y todas las embarcaciones en el agua,
zarpamos encolumnados tras el semirrígido de la
Prefectura que nos iba a acompañar todo el recorrido,
haciendo un recorrido en círculo frente a la costanera
de Puerto Santa Cruz y poniendo luego rumbo a la ría.
Fue un momento de mucha emoción, todos los botes con
sus banderas, las tripulaciones ansiosas por empezar y el
público aplaudiendo desde la costanera.
En mi bote, llamado Ice Baby, íbamos Pepi, Flaca y yo.
Oscar llevaba la camioneta a Piedrabuena.
FOTO: R Cobas
Casi enseguida se incremento el viento y tuvimos ola de
frente. Comenzamos a pantoquear fuerte y tuvimos que disminuir
la velocidad y "negociar" con las olas.
Comenzamos a mojarnos. El cielo se nublo. Todo se
sacudía en el bote, haciendo ruido al golpear las
tablas del piso contra la quilla de madera debajo de
él, pero el bote respondía bien. La caña
del motor se endurecía mucho al exigirle la
máxima potencia, haciendo la conducción muy
pesada de llevar. LLevábamos en la proa una
cámara tipo go-pro que nos instaló Ricardo y que
funcionó hasta que por los pantocazos quedó
apuntando para abajo.
A esa altura éramos ya los últimos. Nuestro bote
gemelo, el Hidro3 de Eduardo, mas liviano porque iba
sólo con Florencia y con motor nuevo, se nos
adelantó una buena distancia. Sin embargo sufrieron
más golpes, a tal punto que Florencia terminó
con muchas partes del cuerpo doloridas y prefiero no subir mas
al bote hasta la última etapa.
Ya en el rio y con la ciudad de Com. Piedrabuena a nuestra
derecha, la corriente se incremento. Ibamos a fondo,
situación que seria una constante de allí en
adelante.
Para ese entonces, Jorge, Conrado y Diego con sus motos ya
estaban en el Club náutico de la isla Pavón
esperándonos mientras desarmaban sus rotores con
piedras, problema que se repetiría varias veces
más.
Finalmente pasamos debajo del puente de la ruta 3 que une la
margen norte del río Santa Cruz con la isla
Pavón y luego con la margen sur, donde estaban
apostados nuestros compañeros movilizados en las
pick-ups y el camera Ricardo haciendo tomas.
Eduardo y Florencia May a bordo del Hidro3. FOTO: R Cobas
Arribamos últimos al Club, mojados, sacudidos, despues
de tres horas de navegación dura, pero contentos. Alli
estaba tocando una banda del ejercito y el intendente dijo
algunas palabras alusivas Al rato le prestaron la batuta a
Pepi para que dirigiera una de las marchas, supongo que porque
fue disc jockey?
Nos retiramos al hotel a descansar merecidamente.
El miércoles 11 nos volvimos a encontrar todos junto a
nuestras embarcaciones en el Club de la isla Pavón. Nos
repartieron vianda para el mediodía a todos,
consistente en una gaseosa o agua, un enorme sándwich
de milanesa y una manzana. Francamente estuvo muy bueno, lo
agradecimos mas tarde.
El Ice Baby zarpó con Pepi, Flaca y Oscar; el Hidro3
con Eduardo y Alejandro y la moto de Jorge llamada Ice lady
con él al mando. La moto de Diego trago piedras al
zarpar, se trabó y no pudo hacer esta etapa, así
que tuvo que cargarla en el tráiler y seguir con las
pick-ups por tierra hasta la estancia Santa Lucía que
era el final de la segunda etapa.
Llegamos por camino de ripio y luego una huellita sólo
para 4x4 hasta el recodo del río donde debíamos
esperar el arribo de la flota. Un lugar áspero, con
espinillo y calafates pinchudos y piedras. Era una tarde de
muchísimo viento, en la que alcance a medir 25 nudos en
una racha con mi anemómetro de mano. Tuvimos que
retirarnos bastante del grupo principal para encontrar un
lugar con cierta protección del viento para poder armar
nuestras carpas. Particularmente la mía se
retorcía y sacudía como para levantar vuelo.
Jorge May se prepara para seguir remontando el río
Santa Cruz en su moto de agua.FOTO: E May.
Jorge con la moto de agua tuvo una travesía muy dura,
por lo larga y además con mucho viento que obligaba al
piloto a hacer fuerza continuamente para sostener el rumbo,
por otro lado el acelerador (que es muy pequeño en las
motos) se acciona sólo con dos dedos de la mano derecha
lo que con las horas se pone muy cansador y los dedos se
adormecen, en esta parte del tramo a mitad de camino hubo una
parada en una lengua calma donde llegaron primero las dos
motos de agua y el gomón de Prefectura, a poco fueron
llegando las demás embarcaciones, todos recargaron
combustible allí. Jorge estaba exhausto del esfuerzo
por las horas de luchar contra el viento y el acelerador. La
Prefectura luego de ayudar a Jorge a sacar el cabo que se
había metido en la turbina, dio orden de partida.
Jorge tomó la delantera, prefería arriesgarse a
tragar unas piedras equivocando el canal pero yendo en mas
corto tiempo a destino que seguir el ritmo (para las motos de
agua con mas de 200 hp) lento de los gomones de 35 hp. Y la
segunda mitad del recorrido la navego a unos 70 km / hora,
llegando muy cansado pero contento de terminar la etapa.
Fui a la costa a esperar a nuestra flota, el Ice Baby
que arribó a cinco horas de haber zarpado. La primer
frase que dijo Pepi fue "yo mañana no salgo".
Venían mojados, los ojos colorados por el viento de
frente que se sumaba a su propia velocidad, agotado por el
dificultoso timoneo de la caña del fuera borda y para
colmo despues de haber roto la hélice. Este incidente
lo pudieron superar rápidamente, ya que
llevábamos una de repuesto y de casualidad la llave de
bujías que teníamos en el bote como única
herramienta coincidió con la tuerca que fija la
hélice. Pepi pudo hacer así el recambio en
pocos minutos recostados en la costa para que la corriente no
los hiciera retroceder.
Hay que señalar que planeando con el motor a media
máquina, la corriente nos mantenía en el mismo
lugar, lo cual es bastante impresionante.
A los pocos minutos llego Eduardo con el gomón Hidro3,
también agotados, mojados, con los ojos muy colorados.
Jorge tenia entumecida la mano del acelerador y casi sin
movimiento.
El camión de la municipalidad recarga combustible.
FOTO: E May.
Fuimos varios a reponer combustible al camión de la
Municipalidad de Calafate que llego hasta allí con ese
fin. El viento y la polvareda que producía dificultaban
la operación.
La organización tenia previsto un asado de pollo, pero
estos llegaron demasiado congelados, con lo cual la comida
caliente se retraso hasta las 22:30 aprox, hora en la cual yo
ya estaba en mi bolsa de dormir tratando de conciliar el
sueño en la carpa sacudida por el viento y llena de
tierra impalpable.
El jueves 12 amanecimos sin viento, un poco frío, pero
agradable. Era el mejor momento de retirarse tras algún
arbusto a hacer eso que nunca se menciona en las historias.
Aprovechamos muy bien las facilidades del remolque de Eduardo:
agua fría y caliente, con piletita, calentador
eléctrico para el agua, etc.
Desayunamos rápido, ya que había que zarpar
temprano por ser esta etapa la mas larga: desde Estancia Santa
Lucia, hasta Condor Cliff para reponer combustible y continuar
hasta estancia La Porteña.
Le pedí a Pepi que me reemplazara en Condor Cliff y
así quedamos. El día se presentaba soleado,
amable, sin viento. Pillo nos dijo que zarpáramos
adelante con el semirrígido de la Prefectura para no
sufrir las olas de todos los demás. Partí con
Oscar a las 09:20, con 80 litros de combustible.
Las primeras dos horas fueron paradisíacas. El
río azul, ancho, con un poco de viento del este,
soleado, tibio, sereno a pesar de los remolinos y
contracorriente, permitía una navegación muy
agradable. Navegábamos a la par de la Prefectura, a
menos de diez metros de su banda de estribor. Lo único
que la interrumpió fue la inoportuna pasada de Conrado
en la moto, que se interpuso, nos mojó con su ola, nos
sacudimos despues con la ola de la Prefectura, y nos costo
recuperar esa posición.
Paramos por única vez sobre la margen norte unos quince
minutos que aproveche para rellenar el tanque de mezcla nafta
aceite. Pillo nos indicó que era conveniente que
zarpáramos antes que los demás , ya que
éramos mas lentos, lo cual hicimos de inmediato.
Mas allá de la molestia de timonear con dificultad, fue
un placer ir adelante con todo el río para nosotros.
Allí tiene un ancho de aprox 200 metros. Tiene
remolinos que nos sacudían horizontalmente, pero
también verticalmente, aunque no percibíamos
ninguna ola. Era un efecto sorprendente y curioso.
En un momento, ya con un poco de viento por proa, se me
voló el cap. Increíblemente, a la noche otro
participante se acerco a traérmelo, ya que cuando
pasaron lo vio y lo recogió y como era del Ice Lady
Patagonia me pudo identificar.
El río empezó a presentarse con curvas e
islotes, así que navegábamos con mucha
atención porque además de perdernos
podíamos romper la única hélice que nos
quedaba. No teníamos ninguna referencia adelante,
así que a todo riesgo.
El Ice Baby remonta el río Santa Cruz. FOTO: R Cobas
Desde nuestra baja altura a veces no era fácil
distinguir la vía mayor del río. En una de esa
vueltas, nos encontramos con un islote y a Pinino con su
moto varados allí. Nos acercamos con dificultad por la
corriente para auxiliarlo. Nos dijo que le había
entrado una piedra en el rotor, cuándo no! A esta
altura el lector se dará cuenta que el nombre de su
grupo fue puesto a posteriori de los acontecimientos.
Estábamos en eso cuando apareció atrás
nuestro toda la flota y por vhf nos preguntaron si
estábamos bien. Yo les conteste por el canal 12 que
estábamos usando, pero no me tomaban, pero les hice
señas de rescatar a Pinino, lo cual hizo la Prefectura.
Lo remolcaron hasta Condor Cliff donde Diego y Jorge lo
vinieron a buscar mas tarde con el tráiler.
Nosotros seguimos ahora a todo el grupo, que uno a uno nos
iban pasando, dejándonos sus olas. Pensando que solo
faltaban 20 minutos para Condor Cliff , seguimos ya cansados
pero ilusionados. No fue asi, fueron dos horas mas de
navegación, esta vez con viento de proa y el sol
adelante. Llegamos finalmente a Condor Clif, varamos el bote
entre los demás y buscamos a nuestro equipo de
reemplazo. Pero no estaba, ni nadie de las camionetas.
Eran las 4 de la tarde. Repusimos combustible en el
camión y nos resignamos a seguir. Yo ya tenia los dos
brazos acalambrados, ya que había cambiado de borda
para timonear varias veces. Oscar no estaba capacitado para
hacerlo. Tardamos dos horas y media mas para llegar a la
estancia la Porteña, que seria nuestro ultimo
campamento. Estaba en un recodo del río, en un lugar
muy agradable, ya que tenia abundantes alamedas para
protección del viento.
Llegamos últimos, ya muy cansados despues de 9 horas de
navegar timoneando en mi caso. En la costa nos esperaba Pepi
preocupado, junto a varios mas y el cameraman Ricardo que
registra todo. Me dolía todo el cuerpo y Oscar estaba
palmadisimo también.
Pero teníamos la satisfacción de haberlo logrado
¡!!!!!
Eduardo había llegado bien, antes que nosotros. Conrado
también. Todos muy cansados.
El campamento esta vez era mas confortable, mucho menos
viento, sin piedras y además Pepi y Flaca nos
habían armado las carpas e inflado el colchón,
cosa que agradecí sobremanera. Hasta tomamos un te y
galletitas. La estancia pertenece a Lazaro Baez.
Cordero a la cruz para todos. FOTO: E May.
Esa noche la organización aso corderos a la cruz y
alcance a comer un pedacito del lomo que estaba
exquísito ¡!!! Y lleve vino Don David con el que lo
acompañamos.
Un incidente desagradable fue que en esas circunstancias
desapareció la valija de Pinino, con su plata y
documentos. No la pudimos encontrar de ninguna forma.
Dormí como un tronco hasta las tres de la mañana
que me desperté con los gritos destemplados de los que
se habían quedado alrededor del fogón cantando y
charlando, porque a esa hora estaban ya pasados de alcohol.
Después igual seguí durmiendo.
Nos levantamos, fuimos a los arbustos donde vi un zorro
espiando, desayunamos.
Desarmamos las carpas.
Diego mientras tanto pudo por enésima vez solucionar el
problema de piedras en el rotor, que esta ves habían
doblado los labios del rotor y hubo que trabajar mucho para
dejarlos en buen estado. Diego, frustado por los continuos
contratiempos había decidido no hacer la ultima etapa,
pero poco a poco viendo que con los frutos de su esfuerzo
todo había quedado impecable, decidió hacer la
ultima etapa en su moto.
En la otra moto se turnaron primero Conrado y luego Jorge, ya
que la última etapa tenia una parada intermedia en
Paraje Fuhr que esta cerca de la embocadura del Santa Cruz y
bajo un puente por donde la ruta 40 cruza al río.
Allí recambiaron.
Florencia finalmente, viendo el día soleado y sin
viento (siempre hay que esperar una traición de los
elementos!!!) se animo y embarcó con Eduardo. Pepi y
Flaca en el Ice Baby después de su día de
descanso.
Cuando zarparon todos, cargamos la camionetas y nos dirigimos
al punto de encuentro. Era un día espectacular.
Bajamos de la ruta a la playa sobre el río, donde ya
estaban todos los demás. Esto nos paso siempre, sea por
agua o por tierra. Nos acomodamos al solcito en nuestras
sillitas de camping y comimos la vianda que otra vez nos
proveyó la organización, siempre rica.
Como siempre primero llegaron las motos, sin problemas.
Despues de a uno, los botes. Llego el Ice Baby y el Hidro3.
Todos tranquilos. En ese momento se determinó que las
condiciones de lago y de viento eran aptas para continuar y
pasar la embicadura y navegar por el lago hasta Calafate, que
era nuestro destino final.
Era el viernes 13 de febrero, el mismo día en que
Francisco P. Moreno llagara al lago en 1879.
Me anime y me incorpore al Ice Baby, para hacer ese ultimo
trayecto que tenía mucho simbolismo.
Por solidaridad con la Prefectura, que tenía uno de sus
botes con un motor en dificultades, esperamos un rato largo,
en que empezó tímidamente a soplar un poco del
traicionero viento noroeste.
Finalmente largamos. A los pocos minutos estábamos
atravesando la embocadura, que puedo decir que fue un momento
muy emocionante. Entramos al lago a fondo, como siempre, pero
los demás también aceleraron a fondo y pronto
nos quedamos otra vez muy atrás. Y empezó el
viento y la ola de frente. Al rato los pantocazos. Y tuvimos
que bajar la velocidad.
Nos colamos por un rato atrás de una lancha que iba
despacio y nos abría un poco la ola.
Después nos desviamos hacia la costa donde había
menos ola y pudimos tomar velocidad otra vez, así
llegamos casi últimos al punto de encuentro que era la
Isla Solitaria, frente a la bahía de Calafate, donde
estaban desde hacia rato esperando las motos de agua y los
demás participantes que habían llegado en
sucesivas oleadas. De allí partimos todos en fila hasta
el Club Náutico Lago Argentino, nuestro destino final.
La llegada fue en fila dando dos vueltas en circulo frente a
una gran fila de gente en la playa del club. Fue la
culminación entusiasta de cuatro días de
esfuerzo.
Al llegar a la costa me hicieron un pequeño reportaje
para la tv local.
Luego hubo un ágape con sándwiches, bocaditos y
gaseosas en la sede del club, donde nos dieron la bienvenida
el presidente del Club y un funcionario de la
Municipalidad.
Así termino este raid de homenaje al Perito Moreno.
Epílogo: varios días
después de finalizado el raid, nos llamaron por
teléfono desde Río Gallegos diciendo que
tenían la valija extraviada de Pinino, completa con sus
documentos y dinero inclusive y que la despachaban a su
dueño.
Eduardo May, Florencia Andersen, Pepi May, Flaca Villanueva y
Guillermo May en la llegada. FOTO: R Cobas.
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